Marruecos y Andalucía se consideran un solo cuerpo; además de su condición de vecindad, existe, entre ambos, una historia común arraigada desde los tiempos más remotos. Particularidades físicas y geográficas además de familias mixtas y grandes similitudes en el idioma. El visitante de Córdoba o de Sevilla se siente como si estuviera en Fez o en Marrakech, y el visitante de Tánger se puede imaginar que está en Málaga o en Cádiz, tanto por la semejanza física de los habitantes como por las costumbres e incluso por el patrimonio arquitectónico y los aspectos culturales y religiosos a veces. Esta miscelánea es lo que hace que el destino de ambos pueblos sea determinado a perdurar, a permanecer y a prevalecer para siempre y es nuestro deber conservarlo, protegerlo y preservarlo.

La relación entre España y Marruecos (no sólo Andalucía) siempre ha sido de pequeños encuentros y funestos desencuentros. Invasiones, guerras y periodo colonial nos han ido enfrentando a lo largo de la Historia. Los idiomas han de servir para favorecer el entendimiento. Y como la LITERATURA bien que sabe crear ficciones, espejismos y hermosas utopías, tratemos –a través de ella– de impulsar un verdadero marco de colaboración entre nuestros respectivos pueblos.

La amistad de los pueblos, la cooperación y la convivencia interculturales, la solidaridad son fuentes de paz y progreso para los seres humanos. Marruecos y Andalucía brindan por medio de esta Asociación por una amistad fraternal y duradera.

Más que necesaria, la recuperación de las relaciones entre Andalucía y Marruecos es vital. Queremos volver a respirar aire puro y limpio donde reine la verdadera vecindad basada en la mutua confianza.

Privilegiado Estrecho de Gibraltar: único lugar en el mundo que con un solo golpe de vista vislumbras dos mares, dos países y dos continentes: Andalucía al extremo norte y Marruecos al extremo sur de ese cordón umbilical. Hagamos entre todos que esto sea una inagotable fuente de conocimiento mutuo, cultura y riqueza.

Marruecos es la continuación de Andalucía en África y Andalucía es la prolongación de Marruecos más allá del Estrecho, desde tiempos inmemoriales. Y lo seguirán siendo para siempre, por los estrechos vínculos de vecindad, de amistad y de hermandad que los unen.

Marruecos y España mantienen muchas diferencias entre sí. Como las buenas familias. Pero también cuentan con afectos, recuerdos y vivencias comunes. No solo la geografía es tozuda. También lo es el corazón de sus pueblos.

Conocer al «otro» es una forma de profundizar en nuestro ser. Entre Andalucía y Marruecos hay un mundo común, floreciente, que nos hace mirar siempre en la misma dirección solidaria, digna y profundamente humana.

Andalucía, esencia de tantas culturas donde los marroquíes se sienten en casa y, Marruecos, histórico albergue de andaluces y vecinos. Les une siempre su estrecho y es mucho el provecho que pueden obtener de tan corta distancia.

Yo, aquí, en Lanjarón, trabajo. El canto morisco suena en todas las lenguas de la gente. Viene viento de África, cuyas brumas podemos ver a simple vista. No hay duda que aquí existe un esquema de nostalgia que es antieuropeo, pero que no es oriental. Andalucía. 

Pocas verdades pueden saberse tan absolutas como la que afirma que no hay mejor puente que la cultura. De todos esos puentes hay uno que es imbatible y que es indeleble, que es norte de África y sur de Europa, no uno u otro sino ambos a la vez.

La creación de la Asociación de Amistad Andaluza y Marroquí con sede en Málaga es una gran y acertada iniciativa que todos los intelectuales y escritores de las dos orillas, especialmente de Andalucía y Marruecos, necesitamos para estrechar nuestros  vínculos transmediterráneos, derivados de nuestra  arraigada, natural e  histórica memoria común.

El criterio que a mi juicio, debe informar toda la política hispano-marroquí: los marroquíes han sido nuestros maestros y les debemos respeto; han sido nuestros hermanos, y les debemos amor; han sido nuestras víctimas, y les debemos reparación cumplida. Nuestra política con Marruecos debe ser, por lo tanto, política de intimidad y política de restauración.

“El pasado mes, todos asistimos con terror al desenlace trágico que pueden tener los imaginarios errantes. Nuestra creencia de que valores como la tolerancia al prójimo, la aceptación de la diferencia y la pluralidad son ya una condición obvia del hombre moderno, fue la primera gota derramada incluso antes de que la sangre de Salman Rushdie alcanzara los estrados de Chautauqua Institution. La barbaridad del intento de asesinato nos pone ante la evidencia de que la humanidad para ser fiel a lo que es (en árabe “insan” proviene de “uns” -“compañía”, “consuelo”, “amabilidad en el trato”-) debe sumar más esfuerzos. Nos queda mucho camino que recorrer. Adherirse a los valores que supone la AAAM es uno de estos esfuerzos. Hacerlo supone no solo sumarse a una reivindicación del espíritu y el legado de la filosofía de Ibn Rushd, sino además una apuesta por lo que une el polígrafo cordobés al novelista británico-indio, que lo cristaliza su nombre común: el “rushd”. Eso es “racionalidad”, “proceder ortodoxo”, “comportarse de buena manera”, "guía". Iniciativas como esta son las que nos devuelven a lo que deberíamos ser: "uns" los unos para los otros”.

"No podemos decir que estemos condenados a entendernos, conocerse mejor es simplemente un placer. Admirarse descubriendo diferencias, estudiando el idioma, o aprendiendo diferentes formas de comportarse, no es más que reconocerse en muchos ámbitos. Nuestra cercanía geográfica y la historia compartida, es un regalo que debemos aprovechar para abonar un espacio común muy fértil."

"Entre Andalucía y Marruecos no hay frontera. La calle de agua es un pasadizo de bienvenida que debería unirnos. A veces se embravece y levanta amenazadoras tormentas. Tenemos que obrar porque amaine cada mañana en ambas orillas. Hay que ajardinar nuestra calle y convertirla no en tierra de nadie, sino en hogar para todos".

“No hay espacio para las discrepancias y el resentimiento. En la actualidad deben primar el sentido común, el diálogo y, sobre todo, la aceptación del "otro" con sus diferencias y particularidades. Al fin y al cabo, lo único que nos separa es una calle de agua cuyos delfines bailan al ritmo de la música de Camarón de la Isla y de Abdessadeq Cheqara. De San Fernando a Tetuán, de Córdoba a Fez o de Granada a Chauen, ambos respiramos el mismo aire y soñamos bajo un mismo cielo azul compartiendo las mismas inquietudes y los mismos anhelos”.

"Siempre he vivido suspendido de ese puente invisible que une las dos orillas, que enlaza a las gentes de Marruecos y a las de Andalucía. A través de la Asociación tenemos la oportunidad de reforzar ese puente que nadie ve pero que todos sabemos que existe, y sujetarlo con nuestro aliento y nuestra ilusión. Mirar al futuro como si llegara la primavera y hacer que nadie destruya ese paso construido con el alma y el corazón."

“La historia se ha encargado de legitimar los estados y sus fronteras. Pero, existe un territorio afectivo, emocional, que une a las mujeres y a los hombres mucho más allá de las delimitaciones políticas o naturales. Esa región que trasciende a la geografía o al derecho internacional es la denominada matria o continente sentimental, aquel en el que se encuentran, entrecruzan e hibridan culturas, lenguas o creencias. Es lo que ocurre en la demarcación imaginaria que inicia el recorrido en Andalucía para navegar, a través del Estrecho de Gibraltar, hasta alcanzar las costas marroquíes. Ese emplazamiento de historias comunes, amalgamado por lo bereber, lo hispanovisigodo, lo árabe, lo sefardí y lo andalusí, ha constituido, secularmente, un fundante marco de incomparable valor, un crisol multicultural que ha sabido germinar de manera protéica, en conocimientos tan dispares como la ciencia, la filosofía o la literatura. De ese emplazamiento común, de esa matria, nos sentimos hijos y moradores”.

“Más allá de los 14 Kms. que nos separas, entre Marruecos y España hay una cercanía más profunda, la del alma, las costumbres, la forma de ver la vida, la ufanía en corroborar la especie. Ambos países representan tierras de gloria, de civilización del saber. Fueron la cuna de las importantes escuelas y bibliotecas en el mundo. Sus pueblos fueron tolerantes, colaboraron en muchas ocasiones en obras culturales y se respetaron mutuamente. El futuro de las dos naciones está entre sus manos porque los valores humanos sobrepasan cualquier barrera sea política o religiosa; Además, los gobiernos pueden pasar, pero, los pueblos quedan”.